DIA 8: EL PRIMER OBJETIVO CUMPLIDO MERECE UN MOSCU-DESCANSO

MOSCÚ – MOSCÚ: 30 kms.
(15 de julio del 2010)





Día dedicado a repasar el estado de la moto, cambiarle el aceite (pues ambos salíamos de casa con aceite ya algo usado), registrar el visado, y a hacer el turista por la ciudad.

Le hice a Carles el recorrido turístico estándar: Inevitable volver a la Plaza Roja a ver la Catedral de San Basilio, el Mausoleo de Lenin, los  Almacenes Gum (tiendas hoy día superfashion a precios desorbitados), y el enorme Kremlin.


De camino a la Plaza Roja se pasa por la calle de los Monasterios, aquí se aprecia el campanario y las cúpulas azules de la Iglesia de San Jorge, y al fondo las verdes del Monasterio de Znamenskiy.


Y al fin... la Plaza Roja por su límite Sur, la Catedral de San Basilio y el reloj de la famosa Torre Spaskaya del Kremlin.



Los dos expedicionarios en pleno centro de la Plaza Roja.


En la parte Norte de la plaza destaca el Museo de Historia construido en ladrillo rojo.


Detalle.


La plaza está presidida por el Mausoleo/Tumba de Lenin que está dentro embalsamado y conservado perfectamente (da un yuyu considerable observarlo, pero no te puedes detener casi porque es un pasillo que bordea el centro y los vigilantes te llaman la atención si te detienes como me pasó a mi). Hubo una época en la que también estaba ahí el cuerpo de Stalin, pero lo retiraron con la desestalinización de los 60.
La cúpula que se ve detrás es la del Senado, que está dentro del recinto del Kremlin.


Fachada de los míticos almacenes GUM (significa “Principales Tiendas Universales”), que durante muchos años tenían los estantes casi vacíos, y con grandes colas para conseguir los pocos productos que había. Hoy día está lleno de tiendas superfashion de lujo. En muchas otras ciudades rusas tienen almacenes GUM, pero hay también otras “marcas”, como los Almacenes Passage.


La Catedral de San Basilio (en realidad se llama Catedral de la Intercesión de la Virgen en el Montículo) es el icono de Moscú. Una vez allí no puedes dejar de mirarla. En la estatua no está representado San Basilio como muchos creen sino que son Pozharsky y Minin, unos patriotas que reclutaban voluntarios para el ejército ante una invasión polaca.


Detalle de la Torre Spaskaya.


Aquí estamos.


Las cúpulas de bulbo decoradas policromadamente son espectaculares. La leyenda dice que el Zar hizo cegar al arquitecto para que no pudiera repetir algo tan bello, pero la realidad indica que más adelante participó en la construcción del Kremlin de Kazán, que como veremos más adelante es realmente bonito también.


La entrada a la plaza por las arcadas de la Puerta de la Resurrección del Museo de Historia es la usual. Ésta Puerta la mandó destruir Stalin para organizar mejor los desfiles militares masivos en la plaza. Posteriormente fue restaurada.

Por cierto aquí aconsejo ir con cuidado pues a mí mismo la primera vez que estuve ahí me intentaron timar. Tu vas saliendo por la puerta y al tío que va delante de ti le cae del bolsillo trasero una bolsa de plástico con unos billetes doblados. Tú le llamas para decírselo y en menos de un segundo aparece un matón que enseña una placa de policía. Luego el tipo dice que tenía dos fajos y que le falta uno insinuando que tú te has quedado el otro, y el falso policía rápidamente te pide tu documentación. En mi caso la cosa duró poco porque 1- Yo no recogí el dinero del suelo, sólo le avisé que se le había caído, y 2- Saqué mi antiguo carnet de Oficial del Ejército (porque la foto con el uniforme siempre impone un poco para este tipo de cosas) diciéndole al cachas que yo también era “militzia” y le vine a insinuar que o inventaba algo mejor que una placa falsa o a mí me iba a tangar su madre en bragas... Avisados quedáis.


Suele haber figurantes caricaturizados para ganarse unas perras con las fotos de los turistas. Aquí tenemos a Lenin.


Y aquí a Iósif Stalin.


Kilómetro 0 de las carreteras del mayor país del mundo, es decir casi el centro del universo, jajaja.


Guardia y Llama Eterna en la Tumba del Soldado Desconocido.


Fuente de los Caballos en los Jardines Alexandrovski, justo al lado del Kremlin.


Más figuras de cuentos famosos en el Jardín.


Y la decoración floral.


Los caballos, “traseros view”...



 Pues eso.

Cogimos las motos con un tráfico horroroso (nos costó más de media hora y muchas vueltas conseguir cruzar una sola avenida hasta que descubrimos el túnel subterráneo, pues no hay casi rotondas y algunas calles son de más de 10 carriles con prohibición de girar a izquierda), pero al final encontramos el sitio donde teníamos hora asignada para registrar los visados. Por suerte lo conseguimos hacer casi sin esfuerzo a pesar de no tener sello de entrada en Rusia como ya comenté. Una preocupación menos.

Al mediodía, ya en el hostal me tocó cambiar el aceite en plena calle (suerte que era una isleta interior). La moto seguía “marcando el terreno” por el caballete, una combinación de aceite y grasa del desengrasante de cadena que le puse sin querer en Berlín...


El interior de los almacenes GUM.


 
El cambio de guardia (con tanto calor y tan poca costumbre allá arriba) no siempre es el reglamentario.


Los vehículos en Moscú son lo más...


El Teatro Bolshoi (“gran teatro”). La última vez, como iba sólo, me permití incluso disfrutar aquí de una ópera (el Turandot de Puccini, versión algo libre, la verdad), pues los precios son más que golosos comparados con el Liceo de Barcelona, pero ésta vez creí que Carles no se merecía tal castigo…



Nos dirigimos a la animadísima y peatonal Calle Arbat, la más occidental de Moscú, donde es muy agradable pasar el rato.





 
Y al final de la calle, como ya comenté, el Ministerio de Asuntos Exteriores, una enorme mole comunista amenazante. Es uno de las llamadas Siete Hermanas de Stalin, conocido más popularmente como “los 7 Cojones de Stalin” como dije.  Era un proyecto de 8 edificios colosales para conmemorar el VIII centenario de la ciudad, pero el último (Palacio de los Soviets) nunca fue construido. De hecho, los que hayáis estado en Nueva York podréis reconocer el fácil parecido que tiene con los rascacielos de la época en el otro lado del mundo, como por ejemplo el Rockefeller, o el mismo Empire State. Un par de los edificios son hoteles (Leningrado y Ucrania).


Más calle Arbat.



Pasamos un rato echados en la hierba para que cayera la noche y volvimos a la Plaza Roja iluminada.







Una desconocida nos sirvió de modelo.


En ésta bonita y melancólica foto se aprecia al fondo otro de los siete enormes edificios moscovitas, en concreto el complejo de apartamentos del Kotelnicheskaya Naberezhnaya.


Y pasando de nuevo por la Iglesia de San Jorge...


... volvimos a dormir al mismo hostal, y las motos una vez más en la calle delante con la incertidumbre de si amanecerían allí o no.


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