DIA 39: ENTRE AGUACEROS Y TEMPLOS

DAEGU - GYEONGJU - BUSAN: 193 KMS.
(15 de agosto del 2010)








Cada mañana mirábamos al cielo y decidíamos si declarar la carrera en seco o en mojado (es decir si salíamos con los trajes de lluvia o no), pero era inútil, el tiempo cambiaba en un periquete y si no estabas listo te quedabas empapado en nada. Lo bueno es que a casi 40 grados no tardabas mucho en secarte cuando la lluvia desaparecía.

Centro de Daegu.


Llegamos hasta Gyeongju famosa por sus túmulos funerarios reales que hay repartidos por toda la ciudad. Tumbas de Seoak-ri.


Antigua Tumba Real del Rey Taejon.


La Tortuga Real que da suerte si le lanzas una moneda y se queda sobre ella.


La Esvástica, tanto en sentido horario como anti horario (conocida como Sauvástica), lejos de la connotación nazi del Tercer Reich era muy antes que eso un símbolo proveniente del hinduismo (siglo V antes de cristo o anterior), usado también por los cristianos en tiempos de Roma para disimular la cruz, y muy profusamente por los Budistas. En Japón por ejemplo, se marcan con seuvásticas los templos budistas en los mapas. Es un símbolo de buena suerte, éxito, felicidad, o de salud en éste caso.


Era domingo y la gente se había lanzado en masa a disfrutar de los parques florecidos, con la cámara en la mano en busca de la mejor foto del nenúfar, por ejemplo.











Subiendo hacia la cueva de Seokguram, a unos 16 kilómetros en el monte Tohamsan.


Justo llegar al aparcamiento nos pilló un chaparrón jarreante de los buenos.


Suerte que pudimos resguardarnos bajo la casa de la campana, al lado de muchas familias que nos miraban como a bichos raros, pues aunque en Corea hay algunos turistas, éstos suelen ser también asiáticos (japoneses, chinos, taiwaneses, etc.). De la gente mayor algunos que tenían curiosidad nos preguntaban y se sacaban fotos con nosotros como héroes, pero los que nunca eran indiferentes eran los niños que nos veían con caras raras comparadas con el estándar asiático y casi siempre te salían con un “hello”. Era muy reconfortante a pesar de las extrañezas y rarezas de este país tan exótico.

Finalmente la lluvia casi cesó y pudimos recorrer el sendero que lleva a la gruta donde hay un enorme buda de 3 metros de granito, aunque las cámaras no están permitidas.


Antes de entrar en cualquier templo los fieles se lavan brazos y piernas.



Entrada a la gruta.




Dejar al pequeño que diera un toque de campana era un gran honor.


Cogimos las motos y bajamos hasta el Templo de Bulguksa, declarado Patrimonio Mundial, que me gustó mucho.

Puerta exterior del templo.


Hay que pasar frente a cuatro fieros guardianes (Jigouk y Jounjang)  en la Puerta de los Reyes Celestiales (Cheonwangmun).


Escalinata-Puente espectacular llamado Chilbogyo que constituye un tesoro nacional coreano. La parte baja se llama Puente de la Flor de Loto, y la parte alta Puente de los Siete Tesoros. Los budistas creían que pasando por ellas y entrando en la Puerta dorada y púrpura (“de la mejora de la paz”) de entrada al Templo, se accedía a la Tierra Pura de la Suprema Felicidad de Budha. A la izquierda se aprecia también el Pabellón de la Campana Brahma.


En la plaza central del Templo.


El Pabellón principal del templo (Daewongian o Taeungion).


Enorme Tambor ceremonial sobre la tortuga de la suerte que hoy día sustituye en el Pabellón a la antigua Campana Brahma.


Tabotap, la Pagoda de los Múltiples Tesoros, representa la complejidad del mundo. Las Pagodas son sepulcros y suelen contener reliquias.


Sokkatap, la Pagoda de Sakyamuni (fundador histórico del Budismo), representa el ascenso espiritual. Ambas pagodas de piedra son tenidas por las más bellas de Corea. 



Aquí podemos ver de nuevo la sauvástica budista.


Techos y tejados muy trabajados.



Otro pedazo de escalera lleva a la última terraza (Kwoneumjon).


Ya con el espíritu en paz seguimos ruta y sin demasiadas complicaciones por la tarde conseguimos llegar a Busan, una ciudad enorme.

Inmediatamente nos plantamos en el puerto y nos dirigimos a la naviera para ver si podíamos coger incluso el ferry que salía por la noche. Pero las cosas no serían tan fáciles ni mucho menos. Hablamos con la responsable a través de la ventanilla de cristal, de modo que con nuestro inglés de pacotilla y el ruido de la terminal, a duras penas nos entendíamos. Luego consultas con los jefes aquí y allá, y al final, nos dijeron muy claramente que NO podíamos coger el ferry de Busán a Shimonosdeki como teníamos previsto, ni ese día, ni el siguiente ni ningún otro. El motivo argumentado parece ser que era que Shimonoseki era un puerto pequeño en el que no había oficina del JAF (Federación Automovilista de Japón, como el RACE de aquí) que tenía que traducir y validar nuestros Carnets de Passage y Permisos de Conducción Internacional como suficientes para circular por Japón. Nosotros ya contábamos con que al llegar a Japón habría que hacer trámites, validaciones, traducciones, etc., antes de coger las motos, y más o menos ya lo teníamos previsto pues incluso habíamos pasado por e-mail nuestra documentación a la JAF meses antes, pero con lo que no contábamos es que no nos dejaran ni salir de Corea, y estábamos ahora en un punto muerto. ¿Game Over?

Al final la mujer aclaró que no podíamos ir “con su compañía”, pero si tal vez con otra, momento en el que nos enteramos que había una ruta Busán-Fukuoka, que también nos podía servir, pues justo en Fukuoka estaba la oficina del JAF con la que habíamos tenido contacto por e-mail. Aunque no estaba muy por la labor y quería sacársenos solo de encima cuanto antes, la obligamos a que nos acompañara a la otra compañía para explicarles nuestra situación, y así les pasó la patata caliente. Por suerte allí topamos con un chico amable que se tomó el tema con interés. Varias llamadas a no se sabe quién que nos preguntaba cosas que a duras penas entendíamos por culpa de su inglés diferente, del nuestro escaso, y del ruido de la terminal portuaria (que si las motos estaban matriculadas en España, que si estaban a nuestro nombre, que si teníamos billete de salida de Japón, etc., etc.). En resumen, que hicieron fotocopias de toda la documentación a la espera de a ver cuándo podían dar traslado de ella a la oficina de Japón, a ver si podíamos o no entrar en el país (y salir de paso de Corea). Que volviéramos al día siguiente y ya veríamos que…

Frustrados pero todavía con esperanzas en la misma terminal conocimos a una chica y un chico españoles que esperaban el mismo ferry a Shimonoseki del que nosotros teníamos reserva desde Seoul, pero que la habíamos abandonado al no poder embarcar las motos. Nos explicaron que habían perdido también dos días para poder conseguir plaza para ellos simplemente en el barco.

No nos quedaba otra que esperar o sea que buscamos un hotel cerca del puerto y salimos a dar una vuelta y a comer una pizza, no sin antes encontrarnos de lleno en una calle repleta de prostíbulos llenos de una extraña mezcla de marineros de la Navy americana, y marinos mercantes rusos, todos revueltos y mezclados con un propósito común en brazos de aquellas ninfas orientales.

Tras pillarnos un aguacero de camino, nos metimos en el hotel con la preocupación por el tema del ferry muy presente. Las motos durmieron en el parking interior y discreto del hotel.


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