DIA 12: EL DIA DE LA MARMOTA, QUE SE REPITE

YEKATERIMBURG – PERVORALSK – YEKATERIMBURG: 70 KMS.
(19 de julio del 2010)




Era un día que estaba destinado inicialmente a descansar pero nos veíamos fuertes y decidimos tirar para adelante. No obstante, al final las circunstancias nos obligaron a quedarnos en Ekaterimburgo como ahora cuento.
En los planes iniciales del viaje al día siguiente deberíamos haber entrado en Kazajstán, pero la rigidez del sistema de visados ruso nos obligó a renunciar a él para seguir inevitablemente ruta por dentro de Rusia dirección Siberia.
Nos levantamos en casa de Antón y Natalia a las 5 de la mañana. Fuimos al garaje/taller a por las motos y se nos unió el compañero de trabajo, también Antón, motero y que hablaba un excelente inglés.


Querían acompañarnos hasta la salida de la ciudad, pero antes, en un semáforo, me quedé otra vez sin embrague. Volvimos a su garaje y llamaron a un mecánico. Mientras llegaba se rompió el caballete central de la KTM que llevaba días amenazando de hacerlo. Resultó que ellos eran soldadores y en un momento nos pusimos a arreglarlo mientras llegaba el mecánico.


Hicieron una obra de arte no solo soldando la rotura del caballete, sino mejorándolo con un travesaño que no tiene de origen, y que salió de las patas de una silla.... Aunque la verdad es que días más tarde en Mongolia los tacos de la rueda lo arrancaron en un salto, lo cual me hizo comprender por qué no viene de origen... jajaja.
Aquí el caballete ya soldado, mejorado y pintado.

“La panda del rata”.

Finalmente llegó el mecánico y simplemente sangrando el embrague hizo que volviera a funcionar. Era motero y no quiso cobrar nada, amén de desearnos suerte en el viaje.
Nos despedimos de nuestros anfitriones y pusimos rumbo a Pervoralsk, hacia la columna que separa Asia y Europa.
Pero lamentablemente a los 20 kilómetros el embrague se murió de nuevo (!) Me deprimí y empezé a verlo todo negro, aunque al menos sí conseguimos llegar a la columna y hacer las fotos. 


Tal y como está en la foto, allí mismo saqué las herramientas, le añadimos líquido hidráulico y sangramos el embrague de nuevo. Pero sirvió sólo para un par de quilómetros camino de vuelta a Ekaterimburgo, de manera que tuve que seguir en marcha sin poder parar, y lo malo es que se acabó la carretera y hubo que hacer un rato de pista sin embrague para acabar de dar pol saco... Por suerte al entrar en la ciudad supimos temporizar los semáforos sin detenernos y volver exactamente hasta casi el garaje de Antón, pero por desgracia ni estaban ellos ni hubo manera de contactar telefónicamente.
Carles exploró la ciudad en busca de un taller o algo que se le pareciera, pero no hubo manera de encontrar nada.
Mientras, yo saqué las herramientas y visto que había avería segura, empecé a desmontar la bomba de la maneta del embrague.

Al rato y al verme cara de perro abandonado se me acercó Sergei, un chico que sin hablar gota de inglés me decía aproximadamente con gestos que era mecánico y que lo siguiera hacia un sótano. Tras mi reticencia inicial (porque Carles no había llegado aún y tenía la esperanza de que hubiera encontrado algo más profesional), cuando llegó a la fuerza nos tuvimos que fiar de él pues era todo lo que teníamos y lo seguimos para abajo al sótano de un edificio.
Tenía un tallerucho desangelado que no daba mucha confianza, pero le ponía buena voluntad y entre los dos desmontamos la bomba, y tras examinarla con una lupa, me enseñó que tenía una pequeña raspadura interna en el cuerpo de la bomba, donde he marcado en azul. También pudiera ser que la goma marcada en rojo tuviera algún micro-poro, pero era imposible de comprobarlo allí


Llegó un chico, Ilía, que resultó ser el socio capitalista y hablaba algo de inglés. Me tradujo que el mecánico estaba convencido que el problema venía de esa raspadura y empezó a pasarle una pequeña lija.
Tras muchas pruebas y sangrados, entonces decidió que el émbolo (en verde en la figura) ahora quedaba pequeño, de manera que utilizó un hilo de coser enrollado en el eje del émbolo para darle algo más de diámetro a éste ¡Ni el McGyver, oiga!. Pero como no acababa de funcionar se empezó a usar el teléfono para encontrar una maneta de embrague que fuera compatible, e incluso se llamó a Moscú y a Barnaul para ver si había recambio disponible en stock, pero con respuesta negativa. Al rato dijeron que se ha encontrado una maneta parecida de Honda y negociamos el precio. El mecánico se fue a buscarla mientras Carles y yo estábamos sentados en dos taburetes y nos caíamos de sueño y agotamiento, sobretodo fruto de la tensión del día y la incertidumbre del futuro del viaje. Ilía se apiadó de nosotros y nos dijo que esa noche cenábamos y dormíamos en su casa.
Cuando volvió el mecánico Sergei la bomba, de segunda mano, se parecía como un huevo a una castaña y no servía de nada. Ilía nos dijo que nos fuéramos a duchar y cenar a su casa y que dejáramos a Sergei intentando arreglar el tema. Accedimos y dejamos allí las motos, y nos metimos en un coche (volante a la derecha, como casi todos los vehículos rusos desde aquí hasta Vladivostok porque son coches importados de Japón) con Ilía y un desconocido, y sin apenas preocuparnos nos dejamos llevar sin desconfiar. Ya en su casa, una ducha y la mitad de la cena, hasta que llegó la mujer de Ilía con la compra hecha a posta para nosotros, y esperamos a que lleguara el propio Sergei y su hijo a quien habían invitado también a la cena. Sergei apareció y aseguró haber arreglado la moto y que por la mañana estaría lista. Yo ya no sabía qué pensar pero desde luego se cernían negros nubarrones sobre nuestra aventura...
Tras una charla cordial nos fuimos a dormir a la propia cama conyugal de la pareja, que durmieron no sé cómo en la sala de estar, y que habían dejado a su bebé creo con la abuela. Ya iban dos días consecutivos que éstos rusos demostraban que a pesar de su tosquedad y rudeza inicial cuando te abren sus puertas son muy generosos y hacen lo imposible por ayudar y ser hospitalarios.
Las motos durmieron en el taller, calculo a ojo que mínimo a 8 kilómetros de nosotros.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Joan привет из Екатеринбурга от Антона и Натальи,сегодня был рад увидев твой фото отчет о путешествии, будите снова у нас звоните приезжайте в гости

Anónimo dijo...

если что то не забывайте Россия Екатеринбург адрес мастерской улица Онуфриева 55 бокс 93 (garage 93), телефон +79043823337 и домашний телефон 8(343)2676840

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Increible historia no puedo dejar de leerla. Saludos desde Mexico.