DIA 30: MÁS AMUR EN EL DIA MÁS LARGO

AMUR HIGHWAY - AMUR HIGHWAY: 1.000 KMS.
(6 de agosto del 2010)








Nos despertamos en nuestra única habitación de esta cabaña que compartíamos con una familia rusa.


Pasarela hacia la gloria...


Concretamente ésta gloria.... suerte para vosotros que las fotos no huelen, jajaja.


Nos lanzamos a la ruta y pasamos otro día sin historia, enchufados a masa. El que iba tirando tenía la responsabilidad de esquivar los agujeros, escoger las mejores trazadas en las pistas y no perderse en los pocos cruces. El de atrás simplemente se dejaba llevar porque las fuerzas empezaban a estar ya muy mermadas y nos dolía todo el cuerpo.



Algunos tramos más viejos de la Amur ya están para cambiarlos cuando todavía se está construyendo el resto. Y es que la calidad del asfalto es pésima. Con el simple peso de las motos unos minutos ya hacías agujeros o sea que cuando pasen los tráilers cargados de coches que vienen de Japón, la Amur puede convertirse en un campo de minas.


Un nuevo y necesario repostaje de 92 octanos.


Desde luego esta KTM hace honor a su nombre.


Pero si en todo el día no ves ni un hotel, ¿cómo lo vas a encontrar de noche?

Conseguimos hacer unos 900 kms. de locura hasta llegar a Belogorsk ya de noche pero cuando todo parecía fácil, entrar en la ciudad resultó complicado. El desvío te mandaba a una pista que no parecía llevar a ninguna parte y la hicimos, la deshicimos, y la hicimos de nuevo hasta que al final resultó que sí que entraba en la ciudad tras dar un rodeo de pelotas.

En la búsqueda de gostinitza (hotelito) encontramos uno que era asequible, pero las motos tenían que quedar en un sitio muy decadente y había un tipo en un coche que al ver las motos se quedó un buen rato controlando lo que hacíamos. No nos gustó nada y pasamos. En el próximo hotel no nos quisieron (la excusa de que estaba lleno era ridícula porque había muchísimas habitaciones y no había ni un coche). Y en el último hotel nos pedían demasiado dinero y como que no.

Al final optamos por marchar del pueblo e ir tirando aunque fuera de noche, aunque las luces de nuestras motos fueran escasas y aunque llevásemos ya 900 kilómetros ese día en nuestros culos (especialmente en mi caso sobre el sillín casi de enduro).

Recuerdo que los relevos que nos hacíamos delante ya no eran ni de 200, ni de 100, ni de 50 kilómetros, sino que a los 20 kilómetros ya no eras capaz de aguantar la concentración y necesitabas el cambio. 

A las 3 de la mañana nos habíamos cascado ya más de 1.000 kilómetros de Amur Highway y no dábamos más de nosotros. Lo jodido es que no podías hacer una pausa porque en los márgenes te comían los voraces mosquitos. Hasta llegamos a descansar tumbados con los cascos puestos (!) pero los cabritos siempre encontraban una rendija para entrar a matar.

Por suerte en la última pausa de madrugada no había demasiados  mosquitos, y en una parada de autobús plantamos una de las tiendas y nos metimos los dos dentro vestidos de moto a sobar unas tres horitas.




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