DIA 40: RELAX OBLIGADO

BUSAN – BUSAN: 0 KMS.
(16 de agosto del 2010)





Cuando pasas los días corriendo y arrancando segundos al crono te parece que gastar un día entero sin moverte por obligaciones burocráticas (por gentileza de la idiosincrasia de coreanos y japoneses en el tema de los papeles...), es perder el tiempo. Pero no es así en realidad. Parar de vez en cuando te permite echar la vista atrás y disfrutar de lo que ya has vivido, o planear con más calma lo que falta por llegar.
Sin estar programado pues nos pasamos el día entero en Busán recuperando fuerzas.
La habitación daba para estar cómodos: televisión, ordenador con internet, nevera, frigo de agua, etc.


Hasta una bañera con hidromasaje niquelada para una buena colada.

Fuimos a la estación marítima a ver cómo estaba lo nuestro y los de la naviera nos dijeron que al ser fin de semana los japoneses no habían podido chequear la documentación, o sea que ese día tampoco habría ferry, y que al día siguiente se sabría el qué. Pasamos por el hotel para alquilar una noche más, y luego salimos a explorar Busán con un turisteo relajado por toda la ciudad hasta que nos vino en gana.
Para que veáis como es la mentalidad coreana... en los pasos de peatones (y en las puertas de entrada, en el metro, etc.), hay una zona para los que van, y una para los que vienen... todo organizado, jajaja.

Estatua de un prócer de la ciudad.

Detalle.

Nos metimos en las callejuelas del mercado.



Tras coger el metro volvemos al Sur de la ciudad, y fuimos hacia el PIFF, una zona comercial famosa por un festival de cine anual (Pusan International Film Festival).







Torre de Busán.

Donde fueres, haz lo que vieres...

Carles jugando con su cámara réflex en la noche de Busán.


Volvimos al hotel y las motos durmieron de nuevo en el aparcamiento, pues por segundo día en los hasta ahora cuarenta de viaje, no las habíamos tocado para nada.
A pesar de haber transcurrido el día relajadamente estábamos nerviosos por el futuro de la aventura. Nos faltaba prácticamente una semana para coger un avión en Tokio y seguíamos atrapados en Corea sin tiempo material casi de buscar alternativas viables.
Pero habíamos avanzado realmente mucho. Mientras Carles dormía a pierna suelta aproveché el internet para empezar a buscar información sobre las ciudades de mi ruta de vuelta a casa por el Sureste Asiático, pues antes de partir no tuve literalmente tiempo para hacerlo (¿o tal vez fue que no tenía muy claro que realmente consiguiéramos llegar al destino fijado?).


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