DIA 37: SEOUL, UNA HERMOSA CIUDAD

SEOUL - SEOUL: 0 KMS.
(13 de agosto del 2010)







Éste fue un gran día. A pesar de haber llovido toda la noche, por la mañana paró y nos respetó toda la jornada que teníamos destinada exclusivamente para hacer turismo por Seoul.

Empezamos por el precioso Palacio de Changdeokgung, declarado Patrimonio Universal de la Unesco.




Los techos están pintados en rojo y verde, los colores imperiales.



Estas tablas de piedra muestran el lugar donde debían de colocarse los funcionarios y los militares dependiendo de su rango en presencia del Rey. Ya veis que en Corea todo está muy organizado.


El gran Salón de las Audiencias (Injong-jon), con su doble tejado.



El Trono Real.



Enseguida nos dimos cuenta de que las coreanas cuando ven una cámara son unas frikis simpáticas.





Ellas otra vez.


Corredores cubiertos que comunican las estancias reales y las salas de audiencia.


Detalle.



Como un bonsái pero a lo bestia.


Las estancias de los sirvientes del palacio.



Salimos del Palacio y fuimos hacia la calle peatonal Insadong, la más famosa de Seoul, con antigüedades, artesanías, galerías de arte y librerías. Se la conoce como “el callejón de Mary”.



Mensacas de Seoul.


Donde menos me lo esperaba encontré a Nuri, jajaja.





Nos dirigimos al Palacio de Gyeongbokgung (de la brillante felicidad). La puerta exterior Gwangwamun (puerta de la luz), estaba siendo restaurada


La puerta interior del palacio, custodiada por los guardias.


Las coreanas poniendo sus poses en las fotos como si fueran firmas personales, por ejemplo taparse la cara como la de la minifalda descarada.





Alabarda, espada y arco.




La postura asiática por excelencia.


Cambio de guardia.



Cuerpo del palacio.



Sala del Trono Real.




El paraguas es para el sol y es muy común.



Un fiero guerrero, jajaja.



Impresionante decoración de los techos.



¡Miau!




Como un caleidoscopio.


Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.



El Salón de Banquetes es espectacular. Está soportado por 48 columnas y rodeado de un bonito estanque.







¿Quien le pone puertas al campo?



¿A que parece un cuadro?



Si duda es un espacio de paz y serenidad.





Tras el Palacio hay un precioso estanque de loto con una isla central ocupada por un pabellón llamado Hyangwonjeon, el lugar preferido por la Familia Real.




Más corredores cubiertos.


Dentro del recinto también está el Museo Folclórico Nacional de Corea.




Una altísima Pagoda remata el Museo.


Antigüedades coreanas.



Un rato feos sí que son, pero el caso es que me recuerdan a...



Si, es exactamente lo que parece: una vagina y un falo. Son coreanos...mejor no preguntéis.



Detalle de los muros del palacio.



Ya en la calle de nuevo, unas niñas tocaban una elefante llorosa con tacones rosas. Ya os he dicho antes que no preguntéis, que son coreanos... jajaja.




Las dos Coreas llevan oficialmente 60 años en guerra. Delante del edificio del Gobierno Central había una exposición de fotos, documentos y agradecimientos a los países amigos y aliados de Corea del Sur, y proclamas en favor de la paz.



Estatua del Gran Rey Sejong, inventor del Hangul, es decir el alfabeto coreano. Nunca te acostarás sin saber una cosa más...



Chachi tanqueta de los SWAT delante de la embajada americana.



Henos aquí, en la otra punta del mundo.



Cerca del Ayuntamiento de Seoul. Destacar que los coches coreanos son lo más, realmente impresionantes. Destacar también la unión de los modernos rascacielos con lo antiguo (estatua del Almirante Lee Soon Shin, el guardián de Seoul).




Carles haciendo amigos en el Centro Cultural Sejong.



¡Cuidado con este!



Está claro, ¿no?



En el Downtown, centro del distrito financiero.



Puerta Taehanmun del Palacio de Deoksugung (de la Virtuosa Longevidad).



Ceremonia de cambio de la Guardia.





El policía que regula el tráfico delante del Palacio también va caracterizado muy graciosamente (de las Tortugas Ninja según Jaume, jajaja).



Encontramos una oficina de turismo y quisimos preguntar por el ferry de Busán a Shimonosequi, en Japón. La encargada muy amable se puso en contacto con la compañía del ferry y nos reservó dos pasajes para el día que teníamos previsto llegar a Busán. El problema vino cuando le dijimos que íbamos con nuestras motos. Tras varias consultas nos explicaron que era imposible llevar las motos a Japón, que la única posibilidad era que motos coreanas fueran y luego volvieran de Japón, y que había que comprar los billetes CON UNA SEMANA de anticipación. El mundo se nos vino abajo de golpe. Le explicamos que al entrar en Socho habíamos hecho una importación temporal hasta un día determinado límite, y que había que salir con las motos del país como fuera. No conseguimos sacar nada en claro. Pedimos la dirección de las oficinas de la naviera y casualmente estaban en el mismo centro.

Sin perder ni un minuto nos dirigimos allí y empezamos una muy dura negociación con la gente de la naviera con nuestro inglés del “follow me” de andar por casa. Cogiendo la línea más recta posible volvimos al hotel a buscar la documentación de la moto y de la aduana, y luego regresamos casi corriendo a la oficina de la naviera antes que cerraran a las 18 horas (ponle unos 4 kilómetros ir y volver). Dijeron que iban a hacer las gestiones oportunas para ver si era posible el viaje de las motos. Les dejamos fotocopia de toda nuestra documentación y nos intercambiamos teléfonos para que nos tuvieran informados en los próximos días, pero nos quedamos con muy mal cuerpo.


Corea estaba siendo deliciosa pero podría ser un muro infranqueable en nuestro viaje si no podíamos llegar a Japón, ya que volver a Rusia era imposible con el visado con las dos entradas agotadas y el mes prácticamente terminado. Nos estaba gustando mucho Corea, su gente, la comida en la calle, el orden, la limpieza, las cosas bonitas, y celebrábamos mucho haber dejado atrás Rusia su tosquedad y rudeza (a pesar de los grandes amigos que allí habíamos conocido y nos habían ayudado desinteresadamente .. pero Rusia es Rusia, como dicen ellos). No obstante está  claro que nuestra felicidad no era completa porque la situación administrativa de las motos no estaba nada clara y veríamos si salíamos de allí, cómo y cuándo..... Es lo que tiene ser unos pioneros.  Hay que decir que en todos los días que estuvimos en Corea no vimos NI UN SOLO VEHÍCULO EXTRANJERO, ni motos, ni coches, ni camiones, nada, absolutamente nada, sólo nuestras dos motos. Queda claro que no es un hecho muy normal pues.

Sin nada más que hacer al respecto por nuestra parte más que cruzar los dedos seguimos la visita. Hay un precioso y desestresante canal artificial de agua llamado Cheonggyecheon donde a media tarde los habitantes de Seoul dejaban pasar el rato remojándose los pies



El Pabellón Bosingak, que una vez al año acoge la Gran Campana ceremonial.





Estatua en el Parque Tapgol (de la Pagoda).



Empezamos a perdernos por callejuelas interesantes.




Y nos marcamos una cenita en diversos chiringuitos callejeros.



Luego paseando hacia el Hotel.



Las motos volvieron a dormir en la puerta del hotel pues creo que por primera vez en 37 días no las habíamos tocado para nada en toda la jornada.


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