DIA 1: LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO

MANRESA- BASEL- FREIBURG: 1150 KMS
(8 de julio del 2010)




Un día de mi vida perdido… o ganado, nunca lo sé exactamente.

Preparando detalles de última hora no puedes dormir ni ésta noche ni la anterior, pero hay que salir sí o sí y empezar el que podría ser el viaje de tu vida o la pesadilla de tu vida, exactamente con la misma probabilidad.

Resulta que Ricard (a partir de ahora el loco Ricard), había bajado expresamente de Andorra, sin dormir tampoco, y antes de las 4 apareció en mi casa en Manresa y me ayudó con varias fotocopias y planos.

Despedida emotiva de la familia y al lío que voy.

Con los nervios en el estómago te acercas a la moto toda ella ya casi cargadita, le atas los últimos bultos y haces el movimiento que será infinitamente monótono durante muchos, muchos, y muchos días, subirte a ella, arrancar y empezar la ruta.

(foto Ricard)




Los primeros kilómetros siempre son iguales, no se sabe porqué extraña razón los cachivaches diversos no acaban de funcionar, el motor suena raro, la moto parece que no va, no te has abrochado el casco, etc., etc. Calma. Son los nervios. Todo es mental y todo se desvanecerá dentro de un rato a medida que vayan cayendo los kilómetros.

Efectivamente con la compañía de Ricard unos 150 kilómetros después llegué al punto de encuentro, el Área de la Jonquera, donde empezamos con el que iba a ser mi compañero Carles la gran aventura y nos encomendamos para cuidar uno del otro ante lo que nos esperaba las próximas semanas. Nos despedimos del loco Ricard que se quedó con los ojos brillantes pensando por dentro que la próxima no se la pierde...

En la Jonquera con Ricard.



Las dos monocilíndricas surcaban la autopista con más pena que gloria ya que nos habíamos autoimpuesto una limitación a 5.000 r.p.m. y cargados hasta las trancas eso significaba unas velocidades estratosféricas de entre 100 y 115 kms./h. Como los kilómetros no se pueden encoger habría que invertir muchas más horas a la jornada. Ahora sí que echaríamos en falta las maxitrails bicilíndricas de 100 C.V. de potencia con las que ambos habíamos viajado hasta hoy.

La emoción de la mañana se fue convirtiendo paulatinamente en sopor y con las paradas, los repostajes y el avituallamiento en ruta al final incluso el sopor se transformó en hastío y cansancio cuando los kilómetros pasaron de mil y al final sólo te salvaba la esperanza de que nada es eterno y al acabar el día, según lo planeado, pillarías una buena cama donde descansar las posaderas.

Además no sé a quién se le ocurrió salir precisamente el día que estaba previsto un golpe de calor que nos castigó con unos 40 grados casi toda la jornada. En una de las paradas el sopor me hizo inevitable una pequeña siesta tirado en el césped, pero en general todo como la seda y los kilómetros se fueron acumulando.

Como me va la marcha, antes de llegar a Freiburg nos separamos y yo me desvié unos 50 kms. más para entrar en Suiza y darme una vueltita pequeña por Basel que desconocía, justo para tomar un refresco, mientras Carles iba directo a Freiburg a ocupar el hostal que ya habíamos reservado de antemano.

Basel:



Pauluskirche (Iglesia de San Pablo)



Spalentor (puerta Spalen)



Para su primer día no está mal pasar de los 1100 kilómetros...



Efectivamente al final las motos se portaron y conseguimos llegar hasta Freiburg y hasta nos quedó energía para visitar el pueblo después de la ducha y de cenar decentemente.



Las motos durmieron en la puerta del Hostal.


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