DIA 45: EL TURISTA ACCIDENTAL

TOKYO – TOKYO: 0 KMS en moto y tropecientos a pata...
(21 de agosto del 2010)







El día entero estaba destinado al turismo a pie y nos lanzamos a descubrir la ciudad igual que hacen ellos en Barcelona, cámara en mano y con los ojos y la boca bien abierta.
Un crucero ultramoderno llamado Himiko surca el Río Sumida en el barrio de Asakusa. Al fondo el Edificio Asahi (una marca de cerveza) y su Llama Dorada, todo muy cerca del hostal. Más que a una llama, la gente dice que se parece a un “daikon”, es decir una especie de nabo blanco con forma de zanahoria. Otras malas lenguas, más cachondas, dicen que se parece a una hez tal y como es dibujada en los comics manga, un mojón dorado, vaya. 


Fuimos al Templo Senso-Ji (conocido también como Asakusa Kannon), el templo más sagrado de Tokyo, que también nos caía cerca y que había sido restaurado hacía muy poco.
Puerta exterior Kaminarimon (del Trueno) de entrada al Templo Senso-Ji, con sus dos guardianes a los lados (Fuijin y Raijin).

Las tallas de piedra budistas en el jardín del templo.

La Pagoda (Goju-no-tou) de 5 pisos.

Puerta Hozo-mon (de la casa del Tesoro) que tiene un tesoro en la segunda planta.

El enorme farol de la puerta.


El Omikuji consiste en que tras pagar unas monedas cogen un bote lleno de palitos del cual tienen que sacar un sólo palito por la abertura (como un palillero). Cada palito tiene un número, y entonces han de buscar el papel que corresponde a ese número y que define el tipo de suerte que les espera. Si el augurio es de buena suerte, entonces lo cuelgan así para que se cumpla.

El Santuario Senso-ji que acoge la estatua de oro de Kannon la diosa budista de la piedad.

Para mantenerse sano hay que purificarse acercándose el incienso del quemador (joukoro).

Orando en las pequeñas capillas.

El hermoso jardín Dembo-in (residencia de Abad) con su pintoresco puente de piedra, contempla el paseo de los monjes.
¡Hola!

Más capillas.

Chiringuitos coloridos.

Salimos de allí caminando hacia el Parque Ueno.
¡Eii!


Tambores rituales.

Pizzas japonesas.

Llegamos hasta el Parque Ueno y encontramos a un padre y un hijo japoneses con los que compartimos un rato de paseo.
Estatua de Saigo Takamori y su perro Tsun, éste es el auténtico Samurái que lideró la Rebelión Satsuma y inspiró la película “Last Samurai” de Tom Cruise. Fue perdonado a título póstumo y erigida su estatua.

Tumba de los soldados Shogi-tai en la guerra Ueno.

Estatua del pensador de Rodín en el Museo Nacional de Arte Occidental. Sí, ya sé que no es el del Museo Rodín de París, pero es que en realidad hay unas 20 versiones de la estatua.

Hércules el Arquero, Rodín.

Impresionante “Puerta del Infierno” de bronce, también de Augusto Rodín.

Notable réplica a tamaño natural de una Ballena Azul en el Museo Nacional de la Naturaleza y las Ciencias.

Tótem ritual.

El Parque Ueno es uno de los sitios preferidos para el Hanami, es decir la observación de los cerezos en flor cuando es la época (un deporte nacional casi). Debe de ser realmente espectacular este paseo bajo los cerezos florecidos.

Faroles de piedra.

Pagoda Budista donde antes había una gran estatua de Buda (Daibutsu), del que hoy sólo queda la cara.

Ésta cara.

... 7 de julio San Fermín, jajaja.

Estatua de un famoso pez del Estanque Shinobazu, que era enorme y muy querido por los locales.

Salimos del Parque y pusimos rumbo Sur caminando un buen rato hacia Akibara (Akibara Electric Town), el barrio de la electrónica y el centro mundial del “Otaku” (afición por el anime, manga y videojuegos).
Destacaban las chicas vestidas de colegialas o de heroínas Manga que ofrecían sus servicios de acompañante en algunos casos, de sexo en otros, o no se sabe exactamente el qué en casi todos. La verdad es que en Japón el tema del sexo, incluyendo una enfermiza adoración erótica por las colegialas y en ocasiones directamente por las niñas, es una cuestión que se escapa al entendimiento de nuestra visión occidental, cuando no nos repugna directamente. Tal cosa sucedió cuando pudimos comprobar que estaba a la venta sin problema ninguno un cómic pornográfico, cuya portada consistía en una foto real de una niña de unos 10 años en ropa interior en actitud obscena. Es fácil criticar sin acabar de entender en qué consiste todo eso, pero creo que el tema éste se lo han de hacer mirar...
Siguiendo con las chicas “gancho”, aquí va ésta gatita sirvienta con rabo.


Más jóvenes buscando un empresario mecenas que les subvencione la ropa de marca.


Aquí van un par más.

Las famosas fachadas de publicidad agresiva de Akibara. Desgraciadamente los precios no valían la pena como para jugársela con posibles incompatibilidades entre la garantía asiática y la europea, ya os lo digo yo...

Una conejita.

Edificio Taito, una mítica marca de juegos electrónicos.

En su interior había multitud de juegos clasificados por plantas.

Una vestida de "Hatsune Miku", una cantante virtual japonesa (http://www.youtube.com/watch?v=DTXO7KGHtjI)


Un mito de la niñez que nos hizo flipar entonces por su modernidad: Mazinger-Z. ¡Puños fuera!

En Akibara hay bastantes restaurantes económicos para los empleados que tienen poco tiempo para comer, lo cual aprovechamos convenientemente. De los restaurantes económicos japoneses hay que saber una cosa: no hay refrescos ni otra bebida que una asquerosa taza de agua con gusto a poso de café que te van llenando gratuitamente. Parece que una cosa es beber, y eso se hace con las máquinas de la calle, y otra es comer, y eso se hace en el restaurante. Pero para una mente hispánica las tradiciones o las normas están para romperlas, de manera que la solución era obvia: antes de entrar comprábamos la bebida en las máquinas de la calle, la entrábamos de estraperlo y bebíamos discretamente, casi a escondidas, jajaja. Que aproveche...

Más fachadas.

Luego cogimos el metro en dirección al centro de Tokyo, al barrio de Ginza, el más exclusivo, no en vano Ginza significa “lugar de plata”.
La calle peatonal Chuo-Dori (conocida como Brand), llena de las boutiques y marcas más lujosas.

Los pasos de peatones en los cruces son muy característicos. Si os fijáis bien en éste, en el centro se une gente proveniente de las 4 direcciones (si lo llegan a ver los Coreanos que tenían un carril para cada sentido les da un patatús, jajaja)

Vale, la moto será fea, pero ¿y lo feliz que va el hombre?

Pasamos por el Ginza Sony Gallery, un edificio de muchas plantas con todas las novedades de la marca que pudimos comprobar. Frente a él hay otro cruce con paso peatonal total, las 4 esquinas y las dos diagonales.

Carles babeando.

De noche ya, luces de neón por todas partes.

Éste es uno de los cruces más bulliciosos de Tokyo, el Yon-Chome, intersección de Chuo-dori y Harumi-dori.

Uno de los edificios más famosos, el Edificio San’ai, de cristal que brilla con los neones.

Cuando ya tuvimos bastante de glamour nos dedicamos a buscar y encontrar las oficinas de la compañía naviera donde al siguiente lunes deberíamos dejar las motos según lo acordado con el agente de aduanas de Barcelona. Hombre prevenido vale por dos, y preferíamos hacer por nuestra parte todo lo necesario para evitar problemas de última hora ya que habiendo llegado hasta el destino, nuestra única preocupación ya en este viaje era el tema del transporte de las motos en barco hasta Barcelona, y dejarlo todo atado antes de coger nuestro avión a Pekín.
Más tarde seguimos caminando, con los pies ya bastante perjudicados, hasta el hostal donde volvimos a dormir a pierna suelta con las motos en la puerta que habían descansado toda la jornada.


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