DIA 4: LA "BLIETZKRIEG"

BERLIN –POZNAN- WARSAW: 500 KMS
(11 de julio del 2010)





Siguiendo con la Segunda Guerra Mundial (inevitable pensar en ello cuando andas por aquí arriba), uno entiende la facilidad con la que se inició cuando las tropas germanas agredieron e invadieron Polonia en un pis pas, en esa “guerra relámpago” tal y como fue bautizada, puesto que para nosotros salir de Berlín y entrar en Polonia no fue más difícil que un ratito de moto.


Aunque la manera de circular de los locales cambia radicalmente a peor (al cabo de 5 kilómetros habíamos tenido que esquivar ya a un camión), las carreteras polacas son más que correctas y pronto ya nos plantamos en Poznan donde nos dimos un paseo muy agradable para conseguir “polonios” (zlotis polacos).

El Castillo Imperial.



La Stary Rynek (Plaza del Mercado).



El precioso Ratusz (Ayuntamiento).


Y las coloridas casas de la plaza.



La Bazilika Archikatedralina (La Catedral).


Ya con moneda local cambiada nos echamos de nuevo a la carretera y no tardamos mucho en llegar a Varsovia y dejar los bultos y las motos en el hostal que habíamos reservado.


Hace ya unos 5 años que estuve haciendo el mochilero por aquí y me parece que la ciudad ha cambiado para hacerse más agradable, acercándose algo a la turística Cracovia que cae más al Sur, y que es mucho más europea sin duda debido a la constante invasión no sólo turística sino sobre todo de estudiantes del Erasmus.

Ahora en Warsaw ya empiezan a entenderte en inglés, mientras hace unos años algo tan sencillo como coger un tren en la estación central era una gran aventura comunicativa… Aún así Warsaw tiene un pasado soviético del que no puede renunciar y el simple hecho de pasear por sus calles, debiendo de cruzar algunos pasos de peatones por los túneles bajo tierra, es muy típico de la mentalidad rusa en la que el peatón es quien menos derechos ostenta. Los grandes edificios comunistas como el Parc Culturi  parecen amenazar a todos desde muy muy arriba (exactamente igual pasa en Moscú al final de la animada Calle Arbat, en unos días deberíamos estar ahí para comprobarlo).


Pero Varsovia tiene una historia de lucha y superación por un lado y de profunda fe cristiana por otro, y ambas se pueden apreciar cuando paseas por la Calle Nowy Swyat...


... donde consecutivamente puedes observar la estatua de Copérnico...


...  Iglesias como la de la Cruz, con ésta Pasión de Cristo. ¿A que alguna vez habéis oído eso de “aunque lo mande el Sursum Corda”? Pues por primera vez en la vida aquí lo he visto escrito. (“SurSum Corda” =“levantemos los corazones” en latín).


Bancos musicales que dándole al botón reproducen melodías de Frederick Chopin.


Delante del Palacio Presidencial múltiples muestras de dolor y respeto para el Presidente y su mujer, recientemente fallecidos en el  accidente aéreo de Smolensk (Rusia).



Y sigue la Nowy Swyat....


... hasta la Plaza del Castillo Real, donde se yergue la Columna de Segismundo.



Un poco más allá, el Stare Miasto (Centro Histórico), y en él la Rynek Starego Miasta (Plaza del Mercado de la Ciudad Vieja), que fue casi totalmente destruida durante la Segunda Gran Guerra, y luego restaurada para pasar a ser Patrimonio de la Humanidad. Durante siglos en ella, aparte del cadalso de ajusticiar, había también una jaula donde no sólo se encerraba a los ladrones y a los sirvientes desleales, sino también a los comerciantes de la plaza que habían intentado engañar a los clientes...



La Sirena, el símbolo de Varsovia.


Si sigues caminando más allá llegarás hasta las antiguas murallas y la Barbacana (bastión/puerta defensiva), donde hay un puente sobe el foso.


Y  dando un rodeo por el exterior, descubrirás la estatua del Pequeño Insurrecto que honra a los niños de Varsovia que ayudaron durante el levantamiento en 1944 recogiendo las armas, municiones, uniformes, etc., de los soldados alemanes muertos, pintándose los colores de la bandera polaca en el casco.


El Monumento a la insurrección popular y sus mártires.





Tras otro paso por el hostal salimos luego a ver la final del Mundial de Fútbol y como todos los turistas españoles que había por allí iban a pie, los únicos cláxones que sonaron por Warsawa fueron los nuestros. Las motos durmieron una vez más en la calle, cerca del hostal.



1 comentario:

rider dijo...

Penita leeros con un poco de retraso. Me hubiese gustado acompañaros y alojaros. Hay buena cultura motera en Warszawa. ¿Quizás en la próxima aventura?

Si algun otro motero quiere contactarme al pasar por Warsaw, ningún problema. Yo encantado de escuchar aventuras.